¡Siempre estarás tu!
Y estarás presente mientras haya un surco,
exista una loma,
y en ella una planta de tabaco en flor.
Leandro N. Alem; capital del tabaco
Felipe Armando Castro
Un día, hace ya bastante tiempo, en uno de mis paseos por la sierra, en las afueras de la aldea de Los Madroñeros me llamó la atención una planta de grandes hojas y flores acampanada de color rosado, que nunca había visto. Le hice unas cuantas fotos y posteriormente traté de identificarla. La identificación se ha demorado varios años y como en otras ocasiones ha sido en gran parte por azar. Y aunque el tabaco, Nicotiana tabacum, no es planta propia ni habitual no ya de la sierra de Aracena sino de Europa (no se si crece de manera espontanea, fuera de cultivo, en algún sitio) no me resisto a mostrarla.
Ya desde el primer viaje de Colón se tienen noticias del tabaco, que era ampliamente usado, ya fuese mascado o fumado por la población indígena. Se dice que fue un marinero de los que acompañó a Colón en su primer viaje el primero en fumar en Europa: Rodrigo de Jerez (nombre curioso por otro lado pues parece ser que era de Ayamonte, donde también murió) que, verdad o leyenda, fue encarcelado por la inquisición pues eso de arrojar humo por la boca sólo podía ser cosa diabólica. Según algunos sólo sufriría prisión siendo liberado al cabo del tiempo, otros como Guillermo Cabrera Infante le adjudican un final más dramático, pero más literario: Su mujer lo acusó ante la Inquisición de tener un pacto con el diablo, y aquel primer fumador, en la hoguera, se convirtió finalmente en humo (Puro humo).
Respecto al nombre de tabaco no me queda claro el origen. Se puede ver en diversas páginas de internet que viene de la isla de Tobago. Otros dicen que es al revés, que Tobago recibe ese nombre por tener la isla forma de cigarro. Para otros no es por la isla de Tobago sino por la ciudad mexicana de Tabasco. Si acudimos al
DRAE veremos que la hace derivar de árabe, de
tubbaq, nombre con el que se conocían varias plantas que provocaban mareo o adormecimiento. Sin embargo si acudimos a la primera descripción del acto de fumar, que encontramos en La historia de las Indias de Bartolomé de las Casas, leemos lo que sigue:
siempre los hombres con un tizón en las manos y ciertas hierbas para tomar sus sahumerios [...]
a manera de mosquete hecho de papel [...]
y encendido por una parte del, por la otra chupan o sorben o reciben con el resuello para adentro aquel humo; con el cual se adormecen las carnes y casi emborracha [...].
Estos mosquetes, o como los nombraremos, llaman ellos tabacos.Y aunque probablemente sea la planta sobre la que más podría extenderme de todas las que por el blog han aparecido hasta ahora, lo dejaremos aquí
Cuando el tabaco en flor llena los campos de una fragancia y una luz distintas,
busca en las alamedas verde oreo
para tu vida.
Que como aquella flor que da el tabaco
te cortarán, inútil, cierto día
y quedará una ausencia solamente
de lo que fue tu dicha.
de Miradas sobre el agua
Antonio Carvajal