27 de junio de 2017

Alisos

Siguiendo nuestro camino encarados al oeste, llevábamos continuamente a la izquierda, aguas arriba, el cauce del río, con sus frescas y verdes orillas y rozagantes bóvedas y doseles de mimbreras, alisos y zarzamora, y topábamos de tarde en cuando con un pueblecillo que, aunque no muy alegre de color, animaba un poco la monotonía del paisaje.
                                                                                                      Peñas arriba
                                                                                                      Jose Mª de Pereda



La sierra de Aracena por su disposición forma una barrera para los frentes que entran por el Atlántico, lo que determina, sobre todo en su zona central, una pluviosidad alta con medias anuales en torno a los 1100 mm, lo cual unido a la presencia de fuentes y manantiales, favorece el desarrollo de una red hidrográfica rica y que podamos disfrutar, aunque muy modificado por la actuación humana, de uno de sus ecosistemas más característicos: el bosque de ribera. Y es en los bosques de ribera donde vamos a encontrar al aliso (Alnus glutinosa)


Los alisos tiene un origen mitológico, ligado a la impericia de un conductor. Faetón era hijo de Helios y de su cuñada Clímene, con quién también tuvo varias hijas, las Helíadas. Criado sólo por su madre y en la ignorancia de su origen, ya adolescente al enterarse de quién es su padre va y le pide prestado el coche, que como ya sabemos no era un coche cualquiera, sino el carro del sol. Inexperto como era, al chaval se le desvía el carro y al alejarse comienza a helarse la tierra. Intenta corregir el rumbo y ahora se acerca tanto que ocasiona incendios. Alarmado el personal recurre a Zeus que arregla el asunto drásticamente: lanza un rayo y fulmina a Faetón. Sus hermanas lo lloran meses y meses y acaban convertidas en alisos.


La madera del aliso muestra algunas curiosidades. Su color es muy claro al cortarla, pero al poco tiempo empieza a tornarse rojiza, de ahí que se haya dicho que el aliso sangra cuando se le hiere y que en tiempos se pensase que se trataba de seres humanos embrujados.  Otra curiosidad es que resiste mal el aire y se descompone rápidamente, sin embargo aguanta muy bien la humedad, tanto es así que muchos de los cimientos de Venecia están realizados en madera de aliso.


Además de para cimentar en zonas húmedas se ha usado para muchas cosas: obtención de tintes (rojo de la corteza, verde de las hojas, pardo las ramas), para curtir pieles, fabricar carbón, como febrífugo...y dos muy curiosas: para el dolor de pies colocando hojas recién cortadas dentro del zapato en contacto directo con el pie, y también he leído que se ha utilizado en las casas para atrapar moscas  como aquellas tiras verdes de mi infancia Lo de glutinosa viene de que las hojas al principio son viscosas, al igual que las ramas pequeñas.


Pongo el punto final con Homero:

En derredor de la cueva había crecido un bosque frondoso, que poblaban el aliso, el álamo y el fragante ciprés. Allí anidaban aves de amplias alas: búhos, gavilanes y cornejas marinas de pico alargado, que encuentran su faena en el mar.
                                                                                                                 Odisea



13 de junio de 2017

Uvas de gato

Lurant me describió su jardín, que estaba detrás de la casa parroquial, pero rodeado por una tapia que impedía verlo. Me habló de las camomilas, los eléboros, las petunias, los claveles, las clavellinas, las ondulantes anémonas, las uvas de gato, los cestillos de plata, las rizadas peonías, los ópalos de Siria, los estramonios, las flores que sólo viven una estación, las que brotan año tras año...

                                                                                                     Almas grises
                                                                                                     Philippe Claudel


Por la sierra abundan los tradicionales muros de piedra, que constituyen por sí mismos un nicho ecológico con su particular comunidad de seres vivos, entre ellos las plantas del genero sedum como este sedum album, del  que tengo archivadas fotos desde hace tiempo pero del que no tenía texto con el que ilustrarlo pese a la abundancia de nombres comunes que tiene. Pero como dice el proverbio, siéntate a la puerta de tu casa y verás pasar el cadáver de tu enemigo.


Ignoro el por qué de los nombres con que se conoce. Lo de uvas supongo que por sus hojas globulosas y carnosas. Pero ¿y la profusión de animales? De gato, de sapo, de lagarto, de perro, de pájaro, de raposa, de ratón, de culebra, de lobo... Y no sólo esos nombres. Es también arroz, a secas o de los tejados, de pajaritos, de roca...Puede ser pan de milano o de lagartos, uña de pajarillo y hasta cojón de gato


Y aunque el nombre latino parece derivar del verbo sedere, estar sentado, en referencia a como estas plantas de agarran, hay quienes piensan que no deja de ser una explicación fantasiosa. Lo que si es cierto es que la que traemos hoy es album por el color de sus flores. Las raíces delgadas y muy numerosas forman una extensa red que además de aprovechar los resquicios entre las rocas para afianzarse, atrapan la tierra que puedan arrastrar la lluvia o el viento.


Se le han atribuido efectos cicatrizantes. No me resisto a contar lo que decía Andrés Laguna (tomado de Plantas medicinales de Pío Font Quer). Tomaba un pollo, y le atravesaba la cabeza  desde la coronilla hacia el pico con un cuchillo pequeño untado en el zumo de la planta. Lo sacaba y en ambos agujeros aplicaba la misma hierba majada. Tras esto, aseguraba, el pollo se irá muy sano y entero, cacareando como los otros pollos, entre los cuales comerá y vivirá mientras no le mataren. Y, además de asegurar haber realizado la experiencia varias veces, remata diciendo creo también se haría seguramente en un niño de teta. Sin comentarios