Aquel bosque, aun sin el aliciente de la caza, era delicioso, tanto por los gigantescos árboles que le daban sombra y frescura, como por las olorosas y variadas flores que cubrían el suelo, por las orquídeas que crecían parásitas en los añosos troncos, y por las plantas enredaderas que, formando guirnaldas y festones, entrelazaban los árboles, haciendo a veces impenetrable la espesura.
Genio y figura
Juan Valera
Vamos a aprovechar esta nueva orquidea, orchis langei, para hablar de más curiosidades de estas peculiares plantas.
A pesar de su elevado número, es dífícil que a partir de una semilla se origine una nueva orquídea. Esto es debido a que carecen casi por completo de reserva alimenticia. De hecho, hasta principios del siglo XIX se pensaba que las semillas de las orquídeas eran estériles, y que sólo se reproducían de manera vegetativa, método que usaban los criadores de orquídeas ornamentales. A mediados de ese siglo se descubrió que para que se produjese la germinación era necesaria la participación de unos hongos microscópicos, con los que la semilla establece una relación denominada micorrícica, de la que surge un órgano subterraneo común, el micorrizoma.
El microrrizoma puede permanecer por espacio de varios años sin emitir raíces ni una nueva planta, manteniéndose de manera exclusiva a expensas del hongo que provee a la semilla de los azúcares necesarios. Una vez desarrollada una planta adulta no necesita ya del microrrizoma ya que es capaz de elaborar sus propios azúcares mediante fotosíntesis, sin embargo la asociación con el hongo que se unió a la semilla permanece en muchos casos durante toda la vida de la planta.
1 comentario:
Ciertamente que es difícil reproducirlas. Tengo dos ejemplares en casa que llevan conmigo por lo menos doce años y me temo que morirán de viejas sin que yo consiga sacar ni un esqueje.
Un abrazo,
Publicar un comentario