- No es que mi explicación sea la correcta, pero les aseguro que es plausible. Ningún pájaro monstruoso puso aquel huevo. Ningún reptil inenarrable. No era un huevo.
Nadie dijo nada. El buscador de prodigios se sirvió otra copa de orujo, bebió un buen sorbo y luego rebuscó en su mochila, hasta sacar un pequeño libro que hojeó rápidamente.
- Otra vez las setas. Era un licoperdon. Un pedo de lobo, para que lo entiendan. O un escleroderma. Se han encontrado algunos verdaderamente descomunales.
Buscador de prodigios (Cuentos del reino secreto)
José María Merino
Según los entendidos la riqueza micológica de la sierra de Aracena es muy alta. Pese a ello si no recuerdo mal tan sólo en dos o tal vez tres ocasiones he traído un hongo por aquí. Y es que si difícil es identificar una planta lo de los hongos me parece muchas veces cosa inalcanzable.
La primera vez que lo vi creí que se trataba de una piedra, y es que crecen directamente del suelo sobre una base ancha sin pie, lo que añadido a su forma redondeada y algo aplastada y a su color hacen posible la confusión.
Al igual que vimos al hablar del pedo de lobo cuando madura se rompe su superficie y a través de esta rotura se dispersan las esporas que han madurado en su interior.
Por lo que he leído no sólo carece de valor culinario, sino que es frecuente que acarree problemas digestivos.
3 comentarios:
Aún hoy día siento un placer malévolo cuando veo uno maduro y lo piso para que estalle como un ¿pedo de lobo?. :-))
Un abrazo,
Es muy curiosa esta seta, así, con ese aspecto más de piedra que de hongo y con ese nombre, jaja. Comparto tu opinión que el mundo de los hongos es bastante complejo para su correcta identificación.
Un abrazo!
Un mundo la mar de interesante.. Muchas gracias por comentar.. Saludos..
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