23 de abril de 2019

Hierba de Santiago

Traía para los prados y pastizales paternos hierbas de países pastoriles, y  yo fui a ver como nacía en el campo suyo, allí donde acaba en el alegre regato de las Dos Fuentes, la glicerina acuática que trajo de Galias, y cuyas hojas recuerdan las cortas espadas con que salen armados los guerreros en los cantos escolares. Cerró sus campos con la senecio jacobea, suavemente dorada, el cirsio lanceolado, que si es un rubor pálido en las tierras de poniente, en las islas helenas es rojo como sangre,

                                                                                             Las mocedades de Ulises
                                                                                             Álvaro Cunquiero


Hierba de Santiago, Senecio jacobaea. Todo parece claro en cuanto a la etimología en el caso que nos ocupa. Para colmo florece en los meses de verano. ¡Que más queremos! Sin embargo he encontrado una voz discrepante con las explicaciones sencillas, muy documentada y muy congruente.


Bajo el reinado del rey Almutamid vivió la Sevilla musulmana momentos de esplendor cultural. En ese contexto nace el libro El apoyo del médico en el conocimiento de las plantas, de Abul Jayr al-Isbili (la transcripción supongo que podría mejorarse) conocido como el jardinero de Almutamid. En esa obra describe a nuestra planta de la que dice que por su talla puede segarse de pie. Esta característica daba lugar a uno de los nombres por los que era conocida: saqah badi y a a partir de ahí la corrupción.


Saqah badi según los expertos no sería más que un intento de transcripción a la grafía árabe del termino en romance andalusí: seqa pede ( en latín sería secare "sacar" pedem "de pie") que en su adaptación a otras lenguas romances pasaría a sacapee, xacapee, xacapeoxacobeo. Esto explica también que en muchos lugares se llame sacapeos, sin que tenga ninguna acción conocida sobre la expulsión de gases. Para quién desee explicaciones mejores y más extensas que las mías dejo el enlace a un artículo de Joaquín Bustamente Costa de la Universidad de Cádiz
.

A finales de verano es frecuente contemplar campos en los que toda la hierba ha desparecido, y en los que sólo permanecen intactas las matas de hierba de Santiago. Esto se debe a que nuestra planta es tóxica para el ganado vacuno, también para cabras y caballos en los que provoca cirrosis hepática. Las ovejas parecen librarse, al menos si la toman con moderación.


Para quién no resulta tóxica es para la oruga de la mariposa cinabrio, que no sólo se alimenta casi exclusivamente de ella, sino que acumula el veneno haciéndose ella a su vez venenosa y protegiéndose de ese modo de sus posibles depredadores. Como no podía se menos su apellido es jacobaeae, Tyria jacobaeae. No la he visto nunca, tal vez porque es de costumbres nocturnas y yo no, pero voy a tener que hacer algo para remediarlo, pues es un bellezón


¿Alguna utilidad? Visto lo que les ocurre a caballos, vacas y cabras no parece muy recomendable. Su uso de manera continuada en el hombre parece asociarse también con cirrosis y cáncer hepático.


2 comentarios:

Teresa dijo...

Me encantan estás entradas. Besitos.

Montse dijo...

Preciosas fotos de esta hierba de Santiago y la de cosas interesantes que cuentas sobre ella!
Un gran abrazo, Joaquín!

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