26 de marzo de 2011

Violeta (2)

El primer amor huele a madreselvas, a flor de habas, a yerba con luna, a margaritas de arroyo, a molino de agua, a cera virgen, a junco, a violetas blancas, a manos en el agua, a prado con escarcha, a alba, a trigo nacido entre la sombra...
                                                                                       Juan Ramón Jiménez
                                                                                       Balada del primer amor

No es la que vimos en la entrada anterior la única relación de las violetas con los muertos.


Cayó el semen de Zeus en la tierra, naciendo de este modo un ser hermafrodita: Agdistis. Agdistis fue castrado y de la sangre derramada nació un granado, cuyo fruto puso en su seno Nana, hija del rey Sangario, quedando embarazada. Tal fue el origen de Atis que a instancias de Sangario fue abandonado por su madre.


Recogido por unos caminantes Atis llegó a convertirse en un apuesto mozo que se prometió a una hija del rey Midas. Sin embargo Agdistis estaba encaprichada/o con el hermoso joven, y para evitar el matrimonio le hace perder la razón. En su locura Atis se castra y muere. Su prometida, desesperada, se suicida. De la sangre de ambos surgieron violetas.


Liosillas y escabrosas  las relaciones de estos dioses griegos. Más complicada que la identificación de algunas plantas. No me atrevo a darle nombre a estas violetas blancas, no descartando que se traten también de viola odorata, pues he leído que son comunes las formas blancas. 

22 de marzo de 2011

Violeta

                                                           Aún se queja su alma vagamente,
                                                           El oscuro vacío de su vida,
                                                           Mas no pueden pesar sobre esa sombra
                                                           Algunas violetas,
                                                           Y es grato así dejarlas,
                                                           Frescas entre la niebla,
                                                           Con la alegría de una menuda cosa pura
                                                           Que rescatara aquel dolor antiguo.

                                            Luis Cernuda
                                                             A Larra con unas violetas


 Si hoy, 22 de marzo, en lugar de guiarnos por el calendario gregoriano lo hiciésemos por el antiguo calendario romano (el de los idus de marzo) el día en lugar de venir señalado como San Pablo de Narbona, traería la siguiente indicación: dies violae, el día de las violetas, y es que tal día como hoy tenían los romanos por costumbre arrojar violetas sobre las tumbas de sus seres queridos. Como hace Cernuda sobre la de Larra.


Las de las fotos son Viola odorata

16 de marzo de 2011

Frailillos

"...con aquel imprescindible pozo de limpio brocal, en que las muchachas del pueblo, limpias como armiños y lindas como perlas, mostrando bajo la "corta y honesta falda" su media como la nieve y su zapatito negro, escuchaban idílicas declaraciones del garrido y apuesto zagal que entre fogoso y ruborizado las miraba de soslayo, mientras en el viejo pilastrón de cantería verdinegra con candilillos y hierbas en las junturas, bebía su recua de borricos — alguno quizá dando también al viento su amorosa queja en un rebuzno poderoso..."

Villaporrilla. Cuentos ingenuos
Felipe Trigo


Se conocen como frailillos dos especies muy similares entre sí, el Arisarium simorrhinum y el Arisarium vulgare. Los que aquí aparecen creo que son A. simorrhinum, siempre con las debidas reservas. También son conocidos como candilillos supongo que, aparte de por la forma, por la costumbre / juego infantil  que recoge Bibiano Montes en su blog mirando plantas, no ya  una sino dos  veces, de llenarlos de aceite e introduciéndoles una mecha usarlos como pequeño candil.


A mí sin embargo me gusta más el nombre de frailillo o ¿ es que no parece un franciscano asomando la nariz por debajo de la capucha? Tan solo le faltan las manos cruzadas a través de la ancha bocamanga del hábito.


Quien lo desee puede leer el cuento de Felipe Trigo completo

12 de marzo de 2011

Agalla canica de roble

También me agradaba subirme a los robles que eran menos abundantes, pero más altos que las encinas. Sus bellotas son muy amargas, pero estos árboles producen, entre sus grandes hojas, unas pequeñas bolitas, que los niños llamabamos "bobajos". Los niños íbamos, con entusiasmo, a recoger esta rara cosecha porque nos servía para el "guá" o las "canicas".
                                                                           En el corazón de otros tiempos                                    
                            Gerardo Martín Pascual

Podría decirse que el descubrimiento de Ámerica supuso la desaparición de los robledales de la sierra de Aracena. Hacía falta madera para construir barcos y para una ciudad, Sevilla, que crecía a la sombra del descubrimiento. Y el roble, desde siempre apreciado por la calidad de su madera, fue el principal perjudicado. Las áreas deforestadas fueron repobladas con castaños, pero aún podemos encontrar robles en los que apreciar esta curiosa formación: la agalla.


Una agalla es el crecimiento anómalo de una parte de una planta como respuesta a la acción de otro organismo, por lo común un insecto, aunque también producen agallas los virus, los ácaros, hongos, bacterias... El resultado es una estructura que es distinta y típica para cada par de elementos implicados: planta y organismo inductor.


  La agalla canica, a la que corresponden las imágenes, esta producida por Andricus kollari, un insecto del orden de los himenópteros, de la familia de los cinípidos.

Volveremos sobre las agallas. Mientras, podéis encontrar más información aquí

7 de marzo de 2011

Vinagrera, flor del sueño

                                               ¡Alegría del sueño
                                               a la que nunca dicha alguna cierta
                                               ha llegado!
                                               -¡Y qué triste alegría
                                               diaria, esta
                                               con que nos conformamos, olvidando
                                               la otra, la otra;
                                              que sabe, cada día,que no es mas que semilla vana de la flor del sueño!-

                                                                                         Alegría del sueño
                                                                                         Juan Ramón Jiménez

Plantas alóctonas, en contraposición a autóctonas, son aquellas que pertenecen en su origen a un ámbito geográfico distinto a aquel en que se encuentran. Cuando una planta alóctona tiene éxito en su nuevo hábitat, medra, se expande y coloniza nuevas areas decimos que es invasora.


Las plantas invasoras tienen repercusiones importantes ya que modifican los ecosistemas en que se instalan desplazando e incluso haciendo desaparecer a las especies autóctonas, lo que a su vez repercute sobre otras plantas o animales, iniciandose una cadena de sucesivas alteraciones en el ecosistema.


La vinagrera o flor del sueño (Oxalis pes-caprae) es, quién lo diría con lo acostumbrados que estamos a verla al borde de los caminos, una especie invasora. Se trata de una planta originaria de Sudáfrica, de la región de El Cabo. Según el atlas de alóctonas del Ministerio de Medio Ambiente, la primera aparición en Europa data de 1806, en la isla de Malta. Hay sin embargo quien señala su presencia en Londres casi medio siglo antes, en 1757, a donde habría llegado como ornamental aunque su uso no prosperó. La primera mención en España es de 1850.


En Europa por la ausencia de polinizadores naturales no fructifica, transmitiéndose de modo vegetativo por medio de bulbillos. Cada bulbo puede producir al año unos 20 bulbillos, que luego el hombre o el agua, más raramente otros agentes, se encargaran de dispersar.


Aquí podéis consultar el atlas de alóctonas.

3 de marzo de 2011

Oreja de Judas

Quien te puso Petenera
no supo ponerte nombre
que debió de haberte puesto
la perdición de los hombres.



De quien le puso nombre a este hongo no se podría decir lo que dice la petenera que recoge Antonio Machado y Álvarez en sus cantes flamencos. A la vista está que efectivamente parece una oreja. Incluso su tacto y consistencia recuerdan a la de este apéndice. Lo que ya no se es por qué de Judas.



La oreja de Judas (Auricularia auricula-judae) es uno de los llamados hongos gelatinosos, y crece sobre madera muerta de varias especies, entre ellas la de los alcornoques tan presentes en nuestra sierra.
Segun parece se trata de un hongo comestible bastante apreciado en países orientales.
Algunos datos más pinchando aquí