29 de septiembre de 2015

Cabellos de Venus, Culantrillo de pozo

                                                       Grutescos y figuras de relieve
                                                       de su artífice nunca pretendidas,
                                                       el agua, que a los mármoles de atreve
                                                       con buril de cristal tiene esculpidas:
                                                       el techo humedecido perlas llueve
                                                       a las que llora el alba, parecidas,
                                                       de cabellos de Venus adornado
                                                       que el agua los crió y los ha peinado.

                                                                                         Fábula de Acteón y Diana
                                                                                         Antonio Mira de Amescua



Sin lugar a dudas Venus es entre todos los dioses quién más ha contribuido al nomenclátor botánico. Ya le hemos visto el ombligo y hoy nos muestra sus cabellos, nombre por el que desde antiguo se conoce a este helecho tanto popular como científicamente, el adiantum capillus veneris. Y con ese nombre tampoco nos debe extrañar que haya sido usado para evitar la alopecia, pero como dice el chiste lo único que detiene la caída del cabello es el suelo.


De más esta decir el por qué de este nombre. Lo de culantrillo parece que deriva del parecido de sus hojas con el culantro. En cuanto a adiantum procede del griego y se traduciría como que no se moja aludiendo a la propiedad que tiene de repeler el agua. No me resisto a poner el comentario de Andrés Laguna al Dioscórides: la llamaron adianto los griegos, porque aunque llueva sobre ella y se zahundan mil veces dentro del agua (cosa digna de admiración) jamás se le pega una gota, sino siempre se muestra seca y enjuta; en lo cual se parece a ciertas doncellas constantes y virtuosas, que aunque mueran de amores de algunos sus favoridos y se les salga el alma tras ellos, toda vía cuando los tienen delante los despiden con mil denuestos quedándose del todo enteras e inmaculadas.



No sólo para evitar la caída del cabello se ha usado. También para la tos, los catarros, para regularizar la menstruación, favorecer el parto o como abortivo. Sobre su eficacia en estos casos poco sabemos, aunque al personaje de Rosa Chacel parece que no le fue muy bien:

Figúrate, una botella entera de agua de Carabaña, por más que disimulase... y nada, no sirvió para nada. Fui a los barrios bajos y una mujer que vendía hierbas me dio ruda y culantrillo... nada, todo inútil. Oí un día a dos que hablaban en la carnicería de una que había abortado. Una decía: "Se cayó una costalada"... y la otra, "Ah, claro, eso es fatal. ¡Una costalada!...

                                                                                                  Barrio maravillas
                                                                                                  Rosa Chacel



Y pese a que como les ocurre en general a todos los helechos, precisan de una elevada humedad y no toleran las calefacciones, no es raro su uso como ornamental. Y es que como indica Cesare Pavese es una planta hermosa.

Con el tiempo la pared de la roca se había vuelto gris, pero en lo hondo, donde era más oscuro, sudaba todavía humedad y había un pozuelo. Allí crecía el culantrillo. Unas muchachas del pueblo dijeron que el culantrillo es una hermosa planta y la Sandiana fue una vez a arrancar unos cuantos para ponerlos en un florero.
                                                                                                  Historia íntima
                                                                                                  Cesare Pavese



15 de septiembre de 2015

Palomilla de los muros

El olor a madreselvas empapa el aire y paso una mano por la pared, donde se han juntado el musgo y la linaria de hojas de hiedra. Hay montones de tierra en el césped y me pregunto si habrán entrado topos.
                                                                                          Elisabeth ha desaparecido
                                                                                          Emma Healey


Hoy me aprovecho de lo que creo una mala labor de traducción pues en el texto elegido no aparece la protagonista del post, y entiendo que sí debería aparecer. Los nombres vernáculos son eso, vernáculos: propios de la casa de uno y varían "de una casa a otra". Por eso es importante usar los nombres científicos pues los vernáculos pueden ser no sólamente muy locales, sino que en ocasiones con el mismo nombre común se conocen distintas plantas. Cuando se está traduciendo una obra y aparece el nombre vulgar de una planta, una buena labor de traducción creo que debería consistir en buscar entre los diversos nombres comunes que seguramente existirán en la lengua de destino aquel que sea más habitual.



Cuando hace unos meses leyendo Elisabeth ha desaparecido me encontré con esta linaria de hojas de hiedra inmediatamente me asaltó la imagen de la cymbalaria muralis, flor bastante común pero para la que hasta el momento no había encontrado ningún texto en el que apareciera en cualquiera de sus nombres comunes: palomilla de los muros, picardía, hierba del campanario o  cimbalaria. Me puse a mirar y, efectivamente parece que se trata de la misma planta y que el traductor ha traducido de modo literal uno de los nombres que recibe la cymbalaria en inglés.


El fototropismo es el movimiento que se produce  en una planta o una parte de una planta en respuesta a un estímulo luminoso. Los tallos de la linaria tienen un fototropismo cambiante. Cuando florecen crecen hacía la luz, pero dado que su hábitat suelen ser paredes si al fructificar continuasen creciendo hacia la luz, y por tanto apartándose del muro, las semillas caerían al suelo donde no encontrarían las condiciones adecuadas para desarrollarse. Es por ello que una vez fecundada, el fototropismo se vuelve negativo y los tallos buscan la pared para que las semillas puedan caer entre las grietas de la pared donde podrán germinar.


2 de septiembre de 2015

Hierba turmera

                                                Hierba turmera, dame la compañera
                                                                                   popular


Otra vez, y no será la última, tengo que cambiar un concepto. Y esta vez no se si lo adquirí mal, me lo simplificaron o que en los más de cuarenta años transcurridos desde que estudié ciencias naturales se ha modificado. El caso es que para mi una simbiosis era una asociación entre dos especies que obtenían de su convivencia mutuos beneficios. Y no es exactamente así. Hoy por hoy se entiende por simbiosis una relación estrecha y persistente en el tiempo entre dos organismos, con independencia de que ambos salgan favorecidos. Esta última situación es conocida como mutualismo. Pero también el parasitismo, en el que uno de los dos organismos es perjudicado, se considera una simbiosis. E igualmente es simbiótica la relación entre dos organismos cuando uno se beneficia, y al otro ni le va ni le viene. Se llama comensalismo.  


Las terfezias forman parte de un grupo de hongos subterráneos conocidos como trufas del desierto. Una de ellas, la Terfezia arenaria, conocida como criadilla de tierra o patata de tierra, culinariamente muy apreciada por su sabor suave, establece una relación simbiótica con la Tuberaria guttata, relación de la que no sólo salen ambas especies beneficiadas, también se beneficia el buscador de estas criadillas al señalar la flor, pequeñita pero llamativa, la ubicación del hongo. Y de ahí el dicho popular con el que empezaba.


Este tipo de asociación simbiótica entre un hongo y las raíces de una planta se denomina micorriza, y aunque antaño se consideraban excepciones hoy se sabe que es al revés y la mayor parte de las plantas viven en simbiosis con hongos. La planta sale beneficiada al incrementar el área radicular activa y consecuentemente la absorción de agua y minerales, a la vez que el hongo la protege de la acción de hongos patógenos. El hongo por su parte recibe más nutrientes y agua.


Nuestra planta es conocida como hierba turmera o hierba de las criadillas, lo que viene a ser lo mismo ya que turma según el DRAE procede del latín turma que significa testículo. Lo de tuberaria tiene su origen en un error ya que se creía que estaban emparentadas las terfezias con las trufas (tuber), y lo de guttata viene de gota supongo que por las manchas moradas, de forma y tamaño muy variables, que tanto  destacan en los pétalos amarillos.


Termino con una referencia a las criadillas (que no recuerdo haber visto en las cartas de los restaurantes de la zona, y que sí he tenido el placer de probar en tierras extremeñas) no sin antes apuntar que hay cierta disparidad de criterios en cuanto al nombre científico de esta planta pudiendo encontrarse también como Xolantha guttata

                                                 Si criadillas de tierra acaso quiero,
                                                 costando muchos pasos y dinero,
                                                 y aun favor el hallarlas,
                                                 parecen al pagarlas
                                                 criadillas de tierra, y al freíllas
                                                 tierra de criadillas
                                                                                   La Maya
                                                                                   Luis Quiñones de Benavente