16 de mayo de 2017

Agalla de roble. Bugalla

Se limitó a deshacer el lazo. Enseguida lo cogió para amarrar a una perdiz, pues ya había comenzado el tiempo de la postura, después de cambiarle los huevos por bugallas.

                                                                                     La casa grande de Romarigaes
                                                                                     Aquilino Ribeiro



Ya hemos tenido ocasión de hablar en varias ocasiones de las agallas esas malformaciones que aparecen en muchas plantas por la acción de diversos organismos, principalmente de las conocidas como avispas de las agallas. Entre las plantas y los agentes productores suele existir bastante especificidad, lo cual unido a que pueden afectar a cualquier parte desde la hoja a la raíz, hace que morfológicamente las agallas sean de lo más variadas. Nuestro lenguaje no es tan variado y son apenas cuatro o cinco las palabras que usamos para referirnos a ellas: galla, agalla, gallarita, bugalla, gallarón. Y los pocos ejemplos  que he conseguido hallar en la literatura creo que se refieren todas a la canica de roble posiblemente porque ha sido la más usada.


Hoy voy ha contar dos usos de estas canicas del roble, aunque para ilustrarlos utilizaré imágenes de otro tipo de agalla, la producida por el Andricus grossulariae.


El primero de esos usos lo encontramos cuando buscamos en el diccionario la definición de bugalla: agalla del roble y otros árboles, que sirve para tintes o tinta. La utilización de agallas de roble para la fabricación de tinta, mezclándola con sulfato ferroso, agua y goma arábiga, está documentada ya en el siglo V. Con tinta de bugalla anotaba Juan Sebastián Bach su música, con tinta de bugalla se escribieron  muchos códices medievales y a la tinta de bugalla le debemos muchos  de los grabados de Goya


Del otro uso he tenido conocimiento por el texto que encabeza la entrada. Del uso de la agalla y de una costumbre en la crianza de aves. Las aves suelen poner varios huevos, pero no a la vez, sino con un intervalo en ocasiones de mas de un día. Para que toda la prole nazca a la vez los criadores retiran el primer huevo puesto, colocando en su lugar uno falso de yeso, madera, plástico...o una agalla. A medida que va poniendo los sucesivos huevos se van retirando, aunque estos ya no se sustituyen, basta con que haya uno para que la hembra siga poniendo. Cuando se estima que la puesta ha terminado se retira el huevo falso y se colocan los verdaderos que empezaran a ser empollados todos a la vez





1 comentario:

Teresa dijo...

Me ha encantado esta entrada. Nosotros por aquí a las canicas del roble, las llamamos toragallas. Besitos.

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