6 de febrero de 2018

Lechuga silvestre

Había que comer, que calentarse... Yo la había aleccionado sobre todo cuanto los bosques y la montaña ofrecen a los hombres: ramas, tocones, bayas, setas, hierbas, lechuga silvestre... Fédorine le enseñó a atrapar pájaros con liga y con cordel, a cazar conejos con lazo, a atraer a las ardillas hasta el pie de los grandes abetos y matarlas de una pedrada. No morían de hambre
                                               
                                                                                                    El informe de Brodeck
                                                                                                     Philippe Claudel



Con esta planta me ha pasado como con algunas personas, que viéndolas tan guapas te parece mentira que tengan unos padres tan feos. Y no es que las lechugas me parezcan hermosas y la lechuga silvestre fea o viceversa. Es simplemente que nunca se me hubiese ocurrido que esas lechugas que nos comemos procedan de esta Lactuca serriola. Se parecen lo que un huevo  a una castaña.


Parece que los hombres consumimos lechugas (Lactuca sativa) desde hace muchos siglos, apareciendo representaciones de la misma en tumbas egipcias de en torno a 2500 años antes de Cristo, y su origen se piensa que estaría en la hibridación de la Lactuca serriola con otras plantas similares. De hecho no es la única planta que recibe el nombre de lechuga silvestre, y no descarto que alguna de ellas aparezca más adelante por estas páginas.


El apelativo serriola se debe a sus hojas de bordes en forma de sierra; en cuanto a lactuca hace referencia al látex blanquecino, semejante a la leche, que segregan estas plantas al troncharlas y que ha sido usado por sus propiedades narcóticas. De hecho se conoce como opio de lechuga a un producto obtenido del látex desecado.


Para combatir el calor las hojas de nuestra lechuga silvestre se disponen en un plano vertical y orientadas de norte a sur de modo que evitan el sol directo del mediodía y solo reciben los rayos más amortiguados de las primeras o últimas horas del día. Esta disposición tan particular ha hecho que reciba el nombre de planta brújula.




2 comentarios:

Miguel García dijo...

Conozco la planta de verla innumerables veces en el campo pero, francamente, nunca se me hubiera ocurrido relacionarla con las lechugas.
Un abrazo,

Montse dijo...

Curiosa esta planta de la que procede la lechuga ¡lo que aprendo contigo, amigo Joaquín!
Un abrazo grande.

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