Miguel tenía ya seis años, y con el afán de ayudar a su madre iba, como veía hacer a otros muchachos mayores que él, a coger tagarninas al campo. Salía por la mañana y volvía a la oración sin haber probado bocado en todo el día y por descanso iba de puerta en puerta ofreciendo sus tagarninas. Pero los muchachos mayores que él, que andaban más, habían vuelto antes y le habían quitado la poca venta que tenía la silvestre legumbre
El vendedor de tagarninasFernán Caballero
El texto que he elegido para encabezar y más concretamente una palabra del mismo, oración, me va a permitir empezar yéndome por los cerros de Úbeda. O mejor dicho por la Peña de Alájar. Para quienes no conozcan el lugar diré que Alájar está situado al pie de una formación muy particular conocida como la Peña de Alájar o de Arias Montano por haberla elegido como lugar de retiro el famoso humanista. Al borde de la Peña, a más 150 metros sobre el pueblo, se sitúa un campanario. Sus campanas repican todos los días al amanecer y al ponerse el sol. Tras años de escuchar los fines de semana el alegre repique, me enteré, de casualidad como suelen ocurrir estas cosas leyendo algo que no tenía nada que ver, un cuento de Borges, me enteré digo que ese repique se llama oración. No se si se mantendrá esta costumbré en mucho lugares, sí puedo decir que lejos de molestar, ese toque de campanas con las primeras luces transmite cierta sensación de sosiego, al menos a mí.También es verdad que cuando las escucho es en fines de semana y periodos de vacaciones.
Pero vamos con las tagarninas que es como se conoce, sobre todo por el sur, al Scolymus hispanicus, y que por otros lugares denominan cardillo. Y aunque parezca mentira ambos términos tienen un mismo origen, pues según el diccionario de la lengua tagarnina procede del árabe hispánico taqarnína, a su vez del bereber taqarnina, este del mozárabe karlina y este por último del latín cardus, cardo.
Tienen las tagarninas las hojas dispuestas en una roseta basal muy ramificada. Esta roseta, una vez peladas las hojas espinosas dejando solamente el tallo y los nervios centrales se ha usado desde antiguo como alimento, y en determinados lugares como en la provincia de Cádiz se continúa utilizando en cocidos (la famosa berza jerezana) en revueltos, esparragás, en ensalada... Bien es verdad que siempre ha sido más alimento de subsistencia en épocas de carestía que manjar apreciado como parece desprenderse de este pasaje del Quijote:
- Por mi fe hermano -replicó el del Bosque-, que yo no tengo hecho el estómago a tagarninas,ni a piruétanos, ni a raíces de los montes. Allá se lo hayan con sus opiniones y leyes caballerescas nuestros amos, y coman lo que ellos mandaren; fiambreras traigo, y esta bota colgando del arzón de la silla, por sí o por no, y es tan devota mía y quiérola tanto, que pocos ratos se pasan sin que le dé mil besos y mil abrazos
Las flores de las tagarninas también han tenido al parecer utilidad, en este caso no tan honrada, y es que han sido usadas para adulterar o hacerlas pasar por azafrán.
No quiero cerrar el comentario sin aludir a otra acepción de tagarnina cuyo origen no he logrado encontrar y no se si tendrá relación con nuestra planta aunque sospecho que sí: se denominan tagarninas, en tono de burla, a los cigarros puros de mala calidad:
El habano , cuyo aroma
nunca la fragancia pierde,
arda en Madrid o arda en Roma,
y aunque de capa algo verde,
tiene el interior maduro..,
bien puede pasar por "puro".
Pero aquel que dobla la hoja
al roce de un leve tacto,
y en el perfume que arroja
nos da el olorcillo exacto
del incienso de cocina...
no es "puro", que es "tagarnina"
José Bernat y Baldoví
Siempre tan interesante. Besitos.
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