20 de febrero de 2013

Agrimonia

Allá iba el arroyo, camino del maíz, con su débil curso, barbotando murmurios, remitida ya la furia de las cascadas de Riofarta, respirando sosiego entre agrimonias dormidas.

                                                                                 Letanias de lluvia
                                                                                 Fulgencio Argüelles



Se entiende por mitridatismo la resistencia a los efectos de un veneno adquirida mediante su ingestión prolongada y progresiva, empezando por dosis inofensivas. Según la leyenda Mitrídates, el sexto rey del Ponto que ostentó ese nombre, temeroso de ser envenenado comenzó a ingerir pequeñas cantidades de distintos venenos para acostumbrar a su organismo a ellos. Parece que la dosis adecuada con la que comenzar  la hallaba haciendo probaturas con esclavos. También se le atribuye la invención de una especie de antídoto universal: el mitrídato.


Vencido tras varias guerras (las mitridáticas) por Pompeyo, es traicionado por uno de sus hijos. Con cerca de 70 años, al parecer enfermo, derrotado y traicionado no ve otra salida que el suicidio, y hecha mano de los venenos que, dicen, siempre llevaba consigo. Pero, acostumbrado su organismo a ellos, ninguno le funciona, de modo que incapaz de hacerlo por si mismo, pide a un soldado aun fiel que lo mate con su espada.


 Mitrídates añadió a su nombre el apelativo de Eupator, y de ahí al parecer el nombre  latino de la agrimonia, agrimonia eupatoria, al atribuirse a Mitrídates el descubrimiento de sus propiedades. Entre estas propiedades se menciona el cortar las hemorragias por ello que en algunos lugares se conozca como mermasangre o hierba de las heridas.


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