- ¡Oh canalla- gritó a esta sazón Sancho-. ¡Oh encantadores aciagos y malintencionados, y quién os viera a todos ensartados por las agallas, como sardinas en lercha. Mucho sabéis, mucho podéis y mucho más hacéis. Bastaros debiera, bellacos, haber mudado las perlas de los ojos de mi señora en agallas alcornoqueñas, y sus cabellos de oro purísimo en cerdas de cola de buey bermejo, y, finalmente, todas sus facciones de buenas en malas, sin que le tocárades el olor, que por él siquiera sacáramos lo que estaba encubierto debajo de aquella fea corteza
Don Quijote de la ManchaMiguel de Cervantes
Agallas han aparecido ya por el blog en diversas ocasiones. La que hoy traigo está causada por la fase sexuada de una avispa de las agallas (cinípidos se llaman este tipo de avispas) de nombre poco menos que impronunciable: Plagiotrochus quercusilicis
Las fotos que podéis ver corresponden a agallas de esta especie sobre coscoja, con muestras de afectación tanto de hojas como de flores. En este segundo caso son más alargadas y reciben el nombre de fusifex.
Según he leído este cinípido no sólo produce agallas en hojas y flores de las coscojas, sino que también afecta a las encinas, pero por más que remuevo en mi archivo no encuentro fotos con que acompañar este dato.
Buscando información por la red me he encontrado en más de una ocasión fotos de estas agallas ilustrando artículos hablando del kermes, cuando no identificándolo erróneamente con este. Y es que, como vimos hace dos semanas, de los caparazones desecados de las hembras del kermes vermilio, un insecto que se desarrolla en las coscojas se obtenía un tinte rojo , el carmesí, pero no tiene nada que ver con el Plagiotrochus