Migueletes, Migueletes
la pólvora está mojada.
Esa piedra no da chispas;
esa carabina es mala.
Si sale Diego Corrientes
en mitad de aquellas jaras
tendrá su pólvora seca
y su gente preparada.
Pólvora negra, reseca,
de bandolero de raza.
Romances del 800
Fernando Villalón
En el capítulo 14 del evangelio de san Lucas puede leerse lo siguiente: si uno de vosotros quiere construir una torre, ¿no se sienta primero a calcular los gastos, a ver si tiene para terminarla? Cuando hace ya más de siete años me decidí a poner en marcha esta aventura, antes de iniciarla me paré a calcular gastos como dice el evangelista, a ver si tenía material suficiente, de tal modo que cuando el blog vio la luz tenía ya escritas muchas entradas, creo que más de 20 y algunas más esbozadas. Una de las primeras que escribí fue está de hoy de la jara pringosa que ha tardado más de siete años en pasar del papel a la red.
El libro de botánica que más consulto es la guía de Ginés López González, que al hablar de las flores del Cistus ladanifer las describe como de un "color blanco puro que en ocasiones presentan una mancha purpúrea en la base". Decidí hacer una entrada distinta para cada uno de los dos tipos. Pero me encontré con un problema: no lograba ver ni una jara pringosa con flores blancas. Para mi desesperación todas tenían manchas, pese a que la guía decía que eso ocurría en ocasiones.
Dicen que Fernando Villalón se obsesionó por conseguir toros con ojos verdes, hasta el punto de arruinarse. Yo me he obsesionado con las jaras blancas. En la época de floración no he dejado de comprobar cuanta jara caía en mi campo visual, metiéndome por sitios intrincados e incluso peligrosos, o mirando de reojo en la carretera mientras conducía. Y por fin, hace unos días, la encontré: una sóla planta y con una sóla flor. Pero aquí está. Y aquí está lo que escribí hace ya casi ocho años
Esa piedra no da chispas;
esa carabina es mala.
Si sale Diego Corrientes
en mitad de aquellas jaras
tendrá su pólvora seca
y su gente preparada.
Pólvora negra, reseca,
de bandolero de raza.
Romances del 800
Fernando Villalón
El libro de botánica que más consulto es la guía de Ginés López González, que al hablar de las flores del Cistus ladanifer las describe como de un "color blanco puro que en ocasiones presentan una mancha purpúrea en la base". Decidí hacer una entrada distinta para cada uno de los dos tipos. Pero me encontré con un problema: no lograba ver ni una jara pringosa con flores blancas. Para mi desesperación todas tenían manchas, pese a que la guía decía que eso ocurría en ocasiones.
Dicen que Fernando Villalón se obsesionó por conseguir toros con ojos verdes, hasta el punto de arruinarse. Yo me he obsesionado con las jaras blancas. En la época de floración no he dejado de comprobar cuanta jara caía en mi campo visual, metiéndome por sitios intrincados e incluso peligrosos, o mirando de reojo en la carretera mientras conducía. Y por fin, hace unos días, la encontré: una sóla planta y con una sóla flor. Pero aquí está. Y aquí está lo que escribí hace ya casi ocho años
La luna se está peinando
en los espejos del río,
y un toro la está mirando
entre la jara escondido.
El toro y la luna
Carlos Castellano Gómez
No quiero ni pensar cómo se pondría el toro, pues no en vano recibe esta jara el apelativo de pringosa. Esa resina tan pegajosa que exuda la jara es rica en ládano (de ahí su nombre científico Cistus ladanifer) substancia usada desde la antigüedad en perfumería. ¿A quién no le gusta el olor de un jaral en verano?
El toro de la canción y la luna que se peina nos vienen muy al pelo para recordar uno de los métodos tradicionales para recoger el ládano: se hacía pasar un rebaño de cabras por los jarales. Mientras más tupido el jaral, y más pelos las cabras mejor. Posteriormente se peinaba bien a los animales para recoger la resina adherida a sus pelos.
No se yo si el ládano sería capaz de contrarrestar el indudable olor a choto que este poco sofisticado método de recolección le conferiría.
(A la jara con manchas ya le dediqué su entrada correspondiente )
Y que bonitas son. Por aquí encuentro bastantes blancas entre las de las manchas que son las más comunes. Un beso.
ResponderEliminarMe encanta la jara y también, cuando voy conduciendo, tengo que tener cuidado con no despistarme al atravesar los inmenso jarales extremeños.
ResponderEliminarUn abrazo,
Pasear por la naturaleza y poder admirarla es lo mejor que podemos hacer
ResponderEliminarQue bonito!
ResponderEliminarAdorei conhecer.
janicce.