27 de mayo de 2015

Macachín, vinagrillo rosado

                                                          Macachín, flor de los llanos,
                                                          ¿quién te trajo al arrabal?
                                                   
                                                                                      Gontrán Ellauri Obligado



Igual que se pregunta el tanguista (por cierto, ¡vaya nombrecito!) podríamos preguntarle nosotros a esta oxalis articulata quién la trajo a la sierra, pues como ocurre con otras que hemos visto en el blog no es una planta autóctona sino que tiene su origen lejos, concretamente en ese rincón de Sudamérica donde se juntan Brasil, Uruguay y Argentina. Yo le he preguntado a internet y he obtenido la misma respuesta que si le hubiese preguntado a la flor. Lo más probable es que como en otras muchas ocasiones, y como dice mi amiga Montse, la planta fuese traída con intenciones ornamentales y acabase escapando y asilvestrándose.


Igual que ocurría con su pariente africana este vinagrillo rosado rara vez fructifica, y cuando lo hace las semillas suelen ser estériles de modo que su propagación es vegetativa, y me imagino que no tan exitosa como la de la vinagrera pues mientras que es raro salir, no ya al campo, sino casi a la calle, y no toparte con vinagreras, estos macachines son raros de ver, al menos por la sierra.


De hecho en el sistema de información de las plantas de España, que como ya he dicho uso a menudo como referencia, no aparece entre la flora del parque natural. Pero yo aseguro que la he visto (ya se que lo mismo dicen quienes juran  haber visto al Yeti o al monstruo del lago Ness) y que estas fotos están hechas cerca de Galaroza.


Para ir acabando con el macachín resaltar que se trata de una flor muy musical. A parte del tango con el que abro y que podéis escuchar en la voz de Carlos Gardel, me he encontrado que es una de las flores argentinas del compositor Carlos Guastavino (el mismo que puso música a la paloma de Alberti) sobre un  texto de León Benarós. Y tengo para mí que otra de esas flores, la titulada el vinagrillo morado, también es el macachín. Y me voy ya con la música a otra parte.


                                                        Las flores del macachín
                                                        son estrellitas rosadas
                                                        estrellas de cinco puntas 
                                                        en el trébol descansadas
                                                                                            León Benarós

13 de mayo de 2015

Zarzaparrilla

Para ello, a eso de las cuatro de la tarde, se reunían en la salita de mi tío un centenar de personas, y el autor se sentaba en una silla junto a una mesa, y ante el silencio y la expectación general, sacaba su papel del bolsillo y, después de beber un gran vaso de zarzaparrilla, leía con voz emocionada: "Cometa".

                                                                                                    Memorias y diarios
                                                                                                    Miguel Mihura



La mitología no es aritmética, de modo que a nadie  debe extrañar  que hace un tiempo le atribuyera un origen al azafrán silvestre, y ahora, al hablar de la zarzaparrilla (smilax aspera) le otorgue otro, pero en aquella ocasión hice caso de lo que relata Robert Graves en Los mitos griegos, y en esta ocasión es a Pierre Grimal a quién atendemos. En su Diccionario de mitología nos cuenta que Croco era un joven que fue transformado en azafrán a consecuencia de su amor desgraciado hacia la ninfa Esmilax que fue metamorfoseada en zarzaparrilla. En otras fuentes no hablan de amor desgraciado sino de amor ardiente y correspondido, y de la transformación en plantas como un premio. Por contarlo ya todo: otras versiones cuentan que Croco murió accidentalmente mientras jugaba con el dios Hermes al lanzamiento de disco, siendo alcanzado por el que lanzó el dios. Las gotas de sangre derramadas se transformaron en azafranes. Pero hoy de quién nos ocupamos no es del azafrán sino de la zarzaparrilla.


Conocida como vemos desde la antigüedad, tenía la zarzaparrilla fama de ejercer una potente acción contra los venenos, llegando a afirmar Dioscórides que administrada a un recién nacido lo protegerá de toda clase de venenos. Sin embargo es a la  zarzaparrilla americana a la que se le han dado los usos más conocidos. Uno el refresco de zarzaparrilla, que se obtiene de la raíz de la planta, y que estuvo muy de moda en el siglo XIX, siendo desbancado tan sólo, según algunos, por la aparición de la coca-cola.


A su otro uso hacen referencia entre otros Mosquera de Figueroa:

    Yo que de vos he mancilla,
os pienso, dama, enviar
frazadas con que sudar
y un haz de zarzaparrilla 

Quevedo:

                                                               La grana se volvió en granos,
                                                               en flor de lis el rosal,
                                                               su clavel, zarzaparrilla;
                                                               unciones, el soliman 
o Mateo Alemán:

que no tienen pasiones naturales, no escupen, tosen y viven sujetos a la zarzaparrilla y china, emplastro meliloto, ungüentum apostolorum, y más miserias y medicinas.


Y es que durante muchos años fue la zarzaparrilla uno de los varios, e inútiles, remedios empleados para tratar la sífilis. Decía el médico y botánico sevillano del siglo XVI Nicolas Monardes: Quizo Nuestro Señor que a do vino el mal de las bubas, viniese el remedio para ello,   ya que entonces se pensaba que la sífilis tenía su origen en América, tema este bastante controvertido. El mismo argumento, que de donde venía el mal vendría el remedio, se esgrimió para utilizar otro de los muchos tratamientos que hasta la aparición de la penicilina conoció esta enfermedad: el guayaco. 


Tal vez alguien haya advertido que aparecen dos flores distintas. Las de la segunda foto pertenecen a una planta masculina, el resto a una femenina.