Cien años de soledad
Gabriel García Márquez
¿Quién no se ha comido alguna vez una pizza? Pues hoy viene por el blog uno de sus componentes más habituales, el orégano (origanum vulgare) nombre de origen griego y que significa planta que alegra el monte.
El orégano como todas las hierbas aromáticas era muy apreciado en la antigüedad, pero ¿os habéis preguntado por qué eran tan apreciadas? Hoy en día su uso en la cocina tiene como objetivo hacer más sabrosos los alimentos, pero en los tiempos en que las posibilidades de conservar en frío los alimentos, sobre todo las carnes, eran muy limitadas, por no decir inexistentes, las hierbas aromáticas eran verdaderos enmascaradores del sabor que los procesos de putrefacción conferían a los alimentos, la única manera de dar cuenta de un filete sin dar cancha a las náuseas.
Es el orégano planta que no sólo ha pasado a las cocinas sino también al refranero. La expresión más conocida tal vez sea esa que nos advierte que en cualquier asunto no todo es placentero y que en todo proyecto hay sinsabores, dificultades y fracasos. En la literatura aparece profusamente
porque había otros hombres, Mario, y tú lo sabes, que no me faltó dónde elegir, y aún les hay si me apuras, que después de casada no me hubieran faltado proposiciones, y si yo te contase, que éste es el chiste, pero como una es una mujer de su casa, una mujer como debe ser, vosotros a descansar, que eso es lo que explotáis los hombres; la bendición, un seguro de fidelidad, como yo digo, habéis comprado una fregona, una mujer que de dos os saca cuatro ¿qué más vais a pedir? Así es muy cómodo, que, mientras, vosotros, ¡hala! todo el monte es orégano, lo que os da la gana.
Cinco horas con Mario Miguel Delibes
Este refrán procedería de uno más antiguo quiera Dios que orégano sea y no se nos vuelva alcaravea, con el que se muestra el temor a que algo que emprendemos se nos tuerza y salga al revés de como lo deseamos.
Brioso galán mozuelocon Tesea os desposasteis
y en treinta años no acertasteis
a echar a luz un hijuelo;
ya podéis ser bisabuelo,
y os hace padre Tesea.
¡Plega a Dios que orégano sea!
Letrillas atribuidas a Góngora
Siendo, como soy, originario de tierra de chacineros el orégano no es para mi un desconocido; antes al contrario nunca falta en casa para dar ese punto de aroma al guiso.
ResponderEliminarUn abrazo,