Había también macizos de flores, unos eran productos de la tierra, las otras las fabricaba el arte: rosales, jacintos y lirios procedían de la mano del hombre; violetas, narcisos y murajes los producía la tierra. Había sombra en verano, flores en primavera, fruta en otoño y en toda estación deleite.
Dafnis y Cloe
Longo
Si no hace mucho veíamos los murajes rojos, hoy le toca el turno a los azules, en todo similares a aquellos salvo en el precioso e intenso color azul de sus flores.
He leído que esta diferencia de coloración obedece a las distintas características del terreno, en concreto a la presencia de metales pesados y a la acidez del mismo, de modo que sustratos ácidos serían fuente de flores rojas, en tanto que aquellos alcalinos darían lugar a la aparición de flores azules. Dicen que la ignorancia es osada, de modo que reconociéndome ignorante me voy a atrever a dudar de esta explicación pues estoy acostumbrado a ver crecer juntos a ambos murajes a apenas un palmo de distancia uno del otro.
En cuanto al nombre, anagallis, parece ser que procede del griego y significaría cantar o reír fuerte, en referencia a las supuestas virtudes hilarantes de la planta. Aunque hay quien asegura que vendría de la partícula negativa an y gallis, para recordar no dársela a las gallinas sobre las que dicen que tiene un efecto euforizante haciéndolas cacarear alegremente.
Unas fotos magníficas de esas bellísimas flores.
ResponderEliminarSaludos
Belíssima!!!!
ResponderEliminarA diferença de cores na flor devido às propriedades do solo também pode ser apreciada nas hortências...
Beijo carinhoso.