1 de junio de 2011

Acanto

Que púberes canéforas te ofrenden el acanto,

que sobre tu sepulcro no se derrame el llanto,
                                      
                                                                                                   Responso a Verlaine
                                                                                                   Rubén Darío



Lo relata Vitrubio en su obra De architectura.

Falleció una doncella en la ciudad de Corinto. Su nodriza colocó junto a su tumba un canastillo conteniendo objetos que le fueron queridos en vida, y para protegerlo lo cubrió con un ladrillo de mayor tamaño  de modo que sus bordes sobrepasaban los del canastillo.


Quiso la casualidad que bajo la ofrenda germinase una semilla de acanto (Acantus mollis) cuyas hojas crecieron envolviendo el cesto y que al topar contra el ladrillo se curvaron hacia afuera formando unas volutas en su extremo.


Acertó a pasar junto a la tumba el arquitecto Calímaco, que fascinado por la hermosura de la forma, decidió trasladarla a un capitel, surgiendo de este modo el orden corintio.


12 comentarios:

  1. Sabía que Calímaco se inspiró en esta planta para decorar los capiteles, pero no conocía toda la historia ¡precioso relato!
    Me ha gustado muchísimo, lo mismo que las lindas fotografías.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  2. Hola Joaquín. Bonitas fotos y curioso comentario. Un saludo cordial desde Doña Mencía.

    ResponderEliminar
  3. Extraña y a la vez, hermosa flor. Desde luego ahora están en su pleno apogeo floral. Bonitas fotografías.
    Un saludo.

    ResponderEliminar
  4. Buenas fotos, Joaquín. Y el texto fenomenal, breve, leve, y jugoso. Lo mejor de todo es que ¡Ya no se me va a olvidar el acanto!, lo reconoceré enseguida cuando lo vea.
    Enhorabuena por tu blog.
    PD. No controlo esto de los blogs, me identifico como anónimo porque no se identificarme, no por misterioso.

    ResponderEliminar
  5. Para mí toda la historia es nueva Montse, me sonaba lo de Calímaco pero la verdad no lo asociaba con el orden corintio. Tal vez lo estudié en su día, pero ha quedado ya tan lejos...
    José Manuel, gracias por tu siempre amable comentario
    En verdad Bob que es una flor extraña, me recuerdan una mandibula y ese fruto que recuerda una bomba
    Bienvenido anónimo sin misterio.Celebro que te guste el blog y que gracias a él a partir de ahora no se te despiste un acanto. En cuanto a esto de los blogs insiste, es fácil pero tiene un problema: produce adicción.

    ResponderEliminar
  6. hola joaquín ¡¡¡ qué gusto pasearse por tu blog,,, el acanto también crece en mi casa abundantísimo,,, y es una hermosa planta, con vistosas hojas, y flores,,, lo de la explosión de sus semillas es impresionante,,, cómo suenan al atardecer,,,
    la historia no la conocía tal cual la cuentas,, y me encanta,,, y las fotos un lujazo¡¡¡ besos¡¡¡

    ResponderEliminar
  7. Hola Pilar. Nunca he tenido la ocasión de escuchar la explosión de la que hablas. Tendré que sentarme a la vera de un acanto y dejar pasar el tiempo. Besos

    ResponderEliminar
  8. Hola Joaquín, tu región tiene flores exóticas(para mí) y lindas.
    Las fotos están perfectas.
    Saludos.
    Sill

    ResponderEliminar
  9. Hola Sill. La verdad es que nunca pensamos que aquello que vemos habitualmente pueda ser exótico para alguien, y tal vez fuese bueno hacerlo, quizás lo valorásemos más.

    ResponderEliminar
  10. He disfrutado mucho la visita a este blog
    Mi labor profesional tiene que ver con la construcción y aquí me he enterado de dónde viene el orden corintio.
    Gracias por visitar mi blog.

    ResponderEliminar
  11. El agradecimiento es mutuo Eugenio.Espero verte a menudo

    ResponderEliminar
  12. Preciosas flores y buen reportajeun saludo desde Madrid julia

    ResponderEliminar