31 de octubre de 2017

Orchis langei

Aquel bosque, aun sin el aliciente de la caza, era delicioso, tanto por los gigantescos árboles que le daban sombra y frescura, como por las olorosas y variadas flores que cubrían el suelo, por las orquídeas que crecían parásitas en los añosos troncos, y por las plantas enredaderas que, formando guirnaldas y festones, entrelazaban los árboles, haciendo a veces impenetrable la espesura.

                                                                                                             Genio y figura
                                                                                                             Juan Valera



Vamos a aprovechar esta nueva orquidea, orchis langei, para hablar de más curiosidades de estas peculiares plantas.


A pesar de su elevado número, es dífícil que a partir de una semilla se origine una nueva orquídea. Esto es debido a que carecen casi por completo de reserva alimenticia. De hecho, hasta principios del siglo XIX se pensaba que las semillas de las orquídeas eran estériles, y que sólo se reproducían de manera vegetativa, método que usaban los criadores de orquídeas ornamentales. A mediados de ese siglo se descubrió que para que se produjese la  germinación era necesaria la participación de unos hongos microscópicos, con los que la semilla establece una relación denominada micorrícica, de la que surge un órgano subterraneo común, el micorrizoma.


El microrrizoma puede permanecer por espacio de varios años sin emitir raíces ni una nueva planta, manteniéndose de manera exclusiva a expensas del hongo que provee a la semilla de los azúcares necesarios. Una vez desarrollada una planta adulta no necesita ya del microrrizoma ya que es capaz de elaborar sus propios azúcares mediante fotosíntesis, sin embargo la asociación con el hongo que se unió a la semilla permanece en muchos casos durante toda la vida de la planta.


3 de octubre de 2017

Heliotropo

Con la verbena escondida en la mano del médico, conocerá si ha de morir o vivir el enfermo; provoca a amar, y nació de las lágrimas de Ceres, El frío acanto reporta el ardor amoroso. La esposa del sol, que llaman heliotropo, quita, destilada, las manchas del rostro, y puesta su raíz al cuello libra de los escorpiones.
                                                                                                         La Arcadia
                                                                                                         Lope de Vega


Más de una vez al comenzar una entrada he manifestado mis dudas respecto a que la planta nombrada en el texto de encabezamiento y la protagonista del  comentario fuesen la misma, pues es frecuente que un nombre común se aplique a varias especies distintas. Pero hoy, pese a ser varias las plantas que se conocen como heliotropo, estoy casi seguro de que Lope de Vega a la que se refería es al Heliotropium europaeum, y es que a ésta debido a la forma de sus ramilletes florales se la han atribuido en la antigüedad propiedades frente a las picaduras de alacranes, De ahí que también sea conocida como alacranera o hierba del alacrán.


Se conoce como heliotropismo a la propiedad que poseen algunas plantas de dirigir sus flores o sus hojas en dirección al sol, siguiendo los movimientos de éste por el cielo, así reciben más  luz generando más energía. El movimiento se produce por la existencia de unas células que responden a la luz azul. Si cubriésemos por la noche una planta dotada de  heliotropismo con un filtro que dejase pasar todas las longitudes del espectro menos la azul, al salir el sol la planta no realizaría ningún movimiento, cosa que si ocurriría si bloqueásemos la luz roja.


Se ha usado tradicionalmente para tratar las verrugas, pero no es recomendable su uso al ser tóxica  pudiendo producir alteraciones hepáticas y neurológicas.


Aunque apenas levanta un palmo del suelo y está considerada como mala hierba, merece la pena agacharse y comprobar la belleza de sus pequeñas flores.