Subiendo por el camino de carro, pasado el tojal, se llega al monte bajo. Está todo como sembrado de monedas de oro. Son las flores amarillas -entre pleno y claro- de las carpazas. Muchas, muchísimas, innumerables. Forman grupos, pero, más o menos espesas, cubren enteramente el campo.
El aspecto es maravilloso. Da ganas de quedarse y de aguardar al sol, que es también como una flor de carpaza prendida en el cielo...Acaso, de noche, las estrellas sean flores de carpaza prendidas en el ojal de los ángeles
El libro de las horas
Vicente Risco
Nuestra planta de hoy es de esas de las que apenas he encontrado información. Cuando la planta es pequeña, rastrera, de flores casi microscópicas el asunto no te extraña, pero sí que lo hace cuando se trata de un arbusto con unas flores tan llamativas como la carpaza amarilla (Halimium lasianthum). De las dos variedades que hay, la alyssoides y la lasianthum es está última la que encontramos en la sierra onubense.
No me han faltado sin embargo las referencias literarias a la carpaza, curiosamente todas de autores gallegos
Están todas as carpazas
co lilailo da súa flor
¡No corazón das rapazas
nacen cantigas de amor!
Hai ledicia verdadeira
nas flores e nas espiñas.
¡Xa chegou a primaveira
no bico das anduriñas!
Manuel María
Primaveira (Terra Cha)
Para quien tiene la imaginación del camino en el corazón, es difícil no ver, en la temprana mañana soleada, a Gaiferos de Mormaltán, cuyo yelmo brilla entre las altas xesteiras, cabalgar soñador, o no pensar que ese vuelo de un bando de raudos verderoles lo produce una llamada a las avecillas del mínimo y dulce Francisco de Asís, que sube lentamente saludando las carpazas , la flor del tojo, los guijos del camino, las oscuras sierras.
Álvaro CunqueiroEl pasajero en Galicia
Aunque tengo para mi que, salvo el que encabeza la entrada, no hacen referencia los textos a esta carpaza amarilla pues en Galicia me parece que el término carpaza se utiliza más para referirse a un tipo de brezo a cuya flor le cuadra más lo de "menudo recinto" en el que "aun caben luz y sombra":
Su viaje se enredaba en las infinitas aventuras que ofrecen los primores del monte a quien se deja prender de su encanto, y solía quedarse mucho tiempo mirando de cerca una flor muy pequeña para maravillarse luego de otra más pequeña, y allegar, por ejemplo, a sus ojos la de la carpaza, en cuyo menudo recinto aun caben luz y sombra y los encajes del crepúsculo como en las catedrales.
Historias e invenciones de Félix Muriel
Rafael Dieste
El fuego ardía hacia adentro, seguía los surcos de las palabras impresas. Enraizadas en el papel, las palabras pueden ser como el brezo, como la carpaza. Puede llover sobre el libro, y las palabras aún dan calor.
Los libros arden mal
Manuel Rivas