18 de marzo de 2015

Nueza blanca. Brionia

Aquí tengo yo la lejía para teñir de rubio los cabellos -dijo Domiciana mostrándole un frasco que contenía sustancia opaca-. Se hacerla, y surto a dos señoras morenas que quieren ser rubias. Tomo dos libras de ceniza de sarmientos, media onza de raíz de brionia y otro tanto de azafrán de Indias; le añado una dracma de raíz de lirio, otra de flor de gordolobo, otra de estaquey amarillo; lo cuezo, lo decanto, y ya está.

                                                                          Los duendes de la camarilla
                                                                          Benito Pérez Galdós


Vimos en su día la nueza negra y hoy nos ocupamos de la brionia o nueza blanca (Bryonia dioica), pero no nos confundamos porque aunque varíe muy poco su nombre vulgar pertenecen a familias distintas: a las dioscoreáceas la nueza negra, y a las cucurbitáceas la blanca. Estaría pues más cerca nuestra protagonista de hoy de los melones y las sandías aunque por nombre no lo parezca.


Comparte sin embargo algunas características con la otra nueza. Ambas son enredaderas, y ambas son vivaces, es decir en invierno se secan y desaparecen, rebrotando en primavera, y ambas tienen dos pies uno masculino y otro femenino (de ahí lo de dioica). Las dos nuezas  se diferencian fácilmente por sus hojas, similares a las de la vid las de la brionia y enteras y como punta de flecha las de la nueza negra.


 Ambos pies pueden diferenciarse por las flores, mayores y con un rabillo más largo las del pie masculino, pero sobre todo por nacer las femeninas junto a unas uvillas verdes que se transformarán en el fruto.


La raíz de la nueza blanca es enorme, alcanzando a veces el grosor de un muslo humano. Su tamaño y características hicieron que en la antigüedad se tallasen imitando a las raíces de mandrágora para ser vendidas como si de ellas se tratase. A partir de la raíz, pasado el invierno, crecen múltiples vástagos lo que a decir de Plinio da origen a su nombre del griego bryo-bryein que significa crecer, desarrollarse.


Diversos tratados antiguos explican como obtener zumo de brionia cortando transversalmente la raíz y haciéndole una cavidad a la parte que quedaba en tierra. Al cabo de 12 horas esa cavidad se habría llenado de un liquido que se utilizaba como purgante. No parece sin embargo muy recomendable su uso por lo violento de sus efectos. 

4 de marzo de 2015

Collejas

Como le sobraba tiempo, Beltrán hacía mil menesteres; fabricaba juguetes, salía con su hijo Manolín un poco a la busca, cogía collejas en sus paseos por el campo y cazaba con liga pájaros para venderlos
                                                                                            Las noches del Buen Retiro
                                                                                            Pio Baroja



Hasta que conocí la Silene vulgaris, para mi una colleja era un pescozón, un golpe dado en el cogote con la mano, aunque he de decir que en mi entorno se usa más lo de pescozón. Lo de colleja sólo se lo había oído a Manolito Gafotas. Estas collejas que tan a menudo llovían sobre Manolito proceden del latín collum, cuello. Las que crecen en el campo tiene una etimología distinta, pero no voy a ser yo quien la cuente:

Entretanto, con las recientes lluvias, las plantas silvestres que había en el jardín crecían alocadamente y Pedro me señaló varias matas de collejas que habían brotado en uno de los balates. ¿Collejas? Nunca había oido la palabra.Fui corriendo otra vez a consultar mi diccionario. La voz procede del latín caulicus, diminutivo de caulis, "tallo". Dolores me dijo que en el pueblo las comían en tortilla. Me hizo una enseguida. El sabor de las collejas resultaba muy sutil, algo así como el de las acelgas, pero menos acentuado.
                                                                                            Viento del sur
                                                                                             Ian Gibson



Recibir collejas, las he recibido. ¿Quién no? ( qué eran si no esos golpes que de niños nos daban en la nuca recién pelados al tiempo que nos decían "la renta del año cuarenta".) La tortilla de collejas no la he probado, pero he visto la receta en una de mis páginas de cocina favorita, de modo que no descarto hacerlo un día de estos.